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Hay que tener en cuenta que los alimentos llegan a nosotros, los
consumidores, presentados de forma diversa. Es importante vigilar
las condiciones de presentación de los productos si queremos
estar seguros de su calidad, higiene y valor nutritivo.
Para ello:
No se deben comprar productos con olor extraño o descoloridos,
huevos rajados o sucios ni latas con oxido o abolladuras.
Es necesario que los alimentos perecederos estén almacenados
adecuadamente en frigoríficos, vitrinas de refrigeración
o congeladores.
Por esto:
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Controle que los alimentos refrigerados sean fríos al tacto
y los congelados estén duros como una piedra.
Controle que los alimentos diferentes no estén mezclados
entre sí, ni los crudos con los cocinados. Recuerde que corremos
el riesgo de que se produzca una contaminación cruzada.
Controle las fechas de vencimiento
de los productos y calcule si podrá consumirlo dentro del
plazo.
Es bueno conocer las variedades de los diferentes productos y
su época de consumo más favorable.
Es conveniente abstraerse de la publicidad y los envases llamativos,
comprando aquello que nos interese a nosotros realmente.
Si compra alimentos congelados, transpórtelos
adecuadamente (en bolsas térmicas) para que no se descongelen.
Espere hasta el último momento
para cargar el carro de productos perecederos, luego es conveniente
ir directamente a casa y ponerlos en el frigorífico.
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