No olvides que...
El secreto de las 3 R está en aplicarlas por orden de prioridad.
Ante todo, reduce: evita consumos innecesarios, adopta hábitos limpios, o elige productos que generen menos residuos o de menor peligrosidad.
Por ejemplo, en las oficinas es habitual abusar de la impresora. Si puedes, lee los documentos en el ordenador en lugar de gastar papel cada vez que quieras ojearlos.
Cuando hayas reducido al máximo, reutiliza los residuos que no puedas evitar. Si te es posible, búscales una segunda utilidad.
A los residuos inevitables, búscales el mejor destino posible: házlos llegar a un sistema de reciclaje. Seguro que tu ciudad dispone de los medios de recogida selectiva apropiados. Infórmate bien.