¿Tienes que presentar un trabajo o los resultados de una investigación? ¿Te examinas ante un profesor o tribunal?
El fruto de muchas horas de trabajo pueden irse al traste si no haces una presentación convincente, ordenada, ilustrada y amena. Pero no te preocupes, es más sencillo de lo que parece.
Relájate, sé tú mismo, sigue los pasos que te proponemos y al final del trayecto verás como tu éxito en la presentación estará asegurado.
Debes saber que...
¿Tienes claro tu objetivo?
Puede que te parezca una simpleza, pero no lo es. ¿Nunca has asistido a una conferencia en la que, por más datos y argumentos que se hayan presentado, nadie se ha enterado de los propósitos del conferenciante? No hagas tú lo mismo.
No se trata sólo de "pasar la prueba" o de "demostrar lo que sé". Piensa en los que te escuchan. Se trata de que obtengan una información interesante, y hacerlo de forma amena.
Cuando tengas claro tu objetivo, ponlo por escrito.
Diseña la ruta de la presentación
Tener la presentación bien estructurada te permitirá avanzar con soltura y seguridad en tu discurso. Aportará pulcritud a tu presentación y te evitará tener que hacer maniobras que sólo provocan desorientación a los que te escuchan.
Te proponemos una estructura muy sencilla, válida para todo tipo de presentaciones:
Introducción |
El principio es crucial para captar la atención de tu audiencia.
No confíes en tu capacidad de improvisación, ni en tu suerte. Redacta íntegramente tu introducción antes de presentarla.
Preséntate, señala cuál es tu objetivo, comenta cuánto va a durar la presentación y explica brevemente la estructura que vas a seguir.
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Posición |
Es el momento de conectar con tu audiencia. Un buen método para conseguirlo es describir el momento actual en relación con el propósito de la presentación. Si los oyentes reciben informaciones sobre el pasado y el presente del tema, es más fácil que se sitúen. |
Desarrollo |
Sigue el esquema con el que has desarrollado en tu trabajo, pero no caigas en la tentación de memorizarlo o leerlo.
Justifica tus afirmaciones y añade ejemplos, esquemas o contenido gráfico a tu presentación. Así resultarás más convincente |
El sumario |
Plantea las conclusiones de tu investigación. Asegúrate de que el público recibe la idea principal que has deseado transmitir en la presentación |
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Convence con la palabra
Has terminado la exposición, tu discurso ha sido argumentado y bien ilustrado. La audiencia ha escuchado con interés y llegan las preguntas.
De pronto, todo se viene abajo. Las preguntas son críticas veladas, exigen precisiones que creías innecesarias...
¿Qué ha pasado? Es sencillo, tu discurso no ha sido convincente porque has olvidado tener respuesta para las objeciones.
Evita el riesgo de quedar desprevenido. Prepárate para las preguntas difíciles metiéndote en la piel de tu audiencia. Debes ejercer de abogado del diablo:
- Cambia tu punto de vista: Pregúntate en qué cojean tus argumentos. Así podrás eliminar los más sencillos o subjetivos.
- Retoma las objeciones y prepara su defensa: Así evitarás quedarte en blanco por una pregunta inesperada.
- No dejes de pensar en tu audiencia: Su temperamento, sus motivaciones, sus puntos fuertes y débiles... Toda esta información te ayudará a comprenderla mejor y armar una buena estrategia.